Lima 02 de junio de 1942
Señorita Julia Lanao Díaz
Andahuaylas
Querida y extrañada
hija de mi alma: cuanta satisfacción he tenido primero tu telegrama y tu
cariñosa carta después a la que doy inmediatamente respuesta deseándote todo género
de felicidades y bienestar completo.
Primero tu viaje me dio
intensa pena fuera cuando llegaste tuve la ilusión de que no te movieses de mi lado y ya puedes
comprender lo duro que fue para mí tu separación. Ya te lo dije que las
gentecitas de ese lugar tenían que murmurar y hacer miles de comentarios a esa.
En fin lo que ansió con todo el alma es que vuelvas lo más pronto posible, para
lo que yo tu papá estoy procurando las medidas para tu viaje. Esta esperanza me
consuela he tenido sensaciones de placer al tener una hija lo que jamás me
imaginé y por lo mismo te extraño mucho.
Ya te dije con todo su
amplitud que ninguna esperanza en esa, ningún porvenir para alguna indiecita
que no tiene ninguna aspiración. Pero para ti es cosa distinta ¿tú crees que si
tu mamá no hubiese tenido la desgracia de ir y permanecer en Andahuaylas no
hubiera sido otra su suerte? Está bien que hayas cumplido el sacrosanto deber
de acompañarla hasta esa, pero también por allí tiene a dos hijos quienes
pueden ver por ella y a mi desde aquí tú también puedes atenderla mejor que
estando en su compañía, pero amoldada en el porvenir.
Nosotros estamos con
algunas vicisitudes, a tu hermano Alcides lo
han operado hace tres días de las venas del pie, felizmente esta mejor. Aníbal
sigue mal del pie, Mamá se regresó de Huanta, no puede soportar el estar lejos
de su esposo e hijos. Solo Margarita y los niños hospedados en la quinta de la
señorita María Ulribarri felizmente están bien.
Todos te extrañamos y
no vemos las ganas de abrazarte con el mismo cariño que cuando nos luciste de
sorpresa grata de tu presencia. Con un tierno beso en tu frente queda tu papá
que te extraña.
Julio
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